Siempre he creído que la corrupción a todos los niveles del ámbito empresarial, política y social en España inhibe la honestidad y la profesionalidad de las personas. Muchos años como consultor, experto en comunicación y gesíón de crisis, avalan esta tésis. Cuando la solución de los problemas pasa solo por las influencias y las tramas opacas, la gestión de una situación de crisis se encomienda -en demasiadas ocasiones- al favor político y a "esconder la mano" mediante pactos con el diablo. Quizás por eso mi actividad profesional actual en Comunicación y Gestión de Crisis se reduce a trabajos puntuales de Consultoría en Comunicación estratégica y a dar conferencias y clases, invitando a los futuros profesionales de la materia a que cambien las cosas y eviten -en lo posible- caer en la solución fácil y/o la indiferencia ante lo inaceptable!
Aquí una entrevista que habla -acertadamente, según mi criterio- sobre la corrupción en nuestra sociedad. Extrae tus propias conclusiones!
Aquí una entrevista que habla -acertadamente, según mi criterio- sobre la corrupción en nuestra sociedad. Extrae tus propias conclusiones!
Reyes Calderón, 40 años más IVA, economista, experta en temas de corrupción, y novelista "El político no se corrompe solo, es una red". La Contra de La Vanguardia. IMA SANCHÍS - 03/07/2009
¿Cómo es la sala de delitos económicos?
Pantallas de plasma, maderas nobles, parece la sede central de un gran banco, lo opuesto al resto de salas de la audiencia.
Mal vamos.
... Hay apropiación indebida, falsedad documental, pero no hay un delito que se llame corrupción: ese abuso de poder en beneficio privado que suelen cometer funcionarios.
Son los que pueden.
Para ser un corrupto tienes que tener poder, unas rentas que se deriven de ese poder y una baja probabilidad de que te pillen.
Eso último es importante.
Cuantos más pasos tengas que superar para conseguir una licencia, más gente tenga poder para facilitarte un trozo del camino, más corrupción. En España tenemos que pasar el triple de procedimientos para conseguir una licencia que el resto de países de la OCDE. El tiempo y el coste es enorme, por tanto hay materia humus para la corrupción.
Y como casi nunca los pillan...
En todas las tramas de corrupción siempre hay implicado un juez, un policía, un fiscal… Al principio de la democracia la corrupción siempre era policial y ligada al tráfico de drogas; pero ahora la ciudadanía percibe que el corrupto es el político.
¿Una percepción errónea?
No, pero es difícil que el político se corrompa solo. La corrupción es una red. En la medida que el poder judicial no sea eficiente, bien porque sea corrupto o bien por lento, la corrupción está servida. Puedes hacer algo tan sencillo como dejar prescribir un delito.
¿Una táctica habitual?
Han saltado varios casos a la opinión pública, pero la mayoría son confidenciales. En la medida en que la justicia funcione mejor y la burocracia sea más eficaz, habrá menos corrupción. Si en lugar de diseñar 25 pasos para una licencia diseñan tres y les ponen un buen control, la probabilidad se reduce.
Entiendo.
En España las instituciones públicas que asignan licencias no pasan una auditoría de calidad y eficiencia, pero es que los ciudadanos tampoco la exigen.
Esto de responsabilizar al ciudadano, ¿está de moda?
Recuerdo una portada de la revista Hola en la que aparecía un individuo procesado por recalificar terrenos y dar licencias al que le pagaron por ser entrevistado. Aparecía contando lo apenado que estaba.
Julián Muñoz.
En España parece que los delitos económicos no son delitos, aquí tenemos la idea de que todo el mundo se corrompe y el que no lo hace es porque le falta inteligencia. En EE. UU. un tipo como Julián Muñoz si aparece en los medios es esposado.
Insisto en que responsabilizar a la ciudadanía es un poco perverso.
Lo único necesario para que triunfe el mal en el mundo es que los hombres buenos no hagan nada, decía Edmund Burke.
Los ingleses tampoco se quedan cortos.
Eso ha sido una corrupción del sistema, lo que hacían los diputados no era ilegal, pero violaron la moral pública y los ciudadanos no han parado hasta que han dimitido.
Aquí la gente deja de ir a votar.
Yo creo que con listas abiertas se votaría mucho más porque escogeríamos a personas honradas para cada área.
Mucha gente vive muy bien de los ayuntamientos, gobiernos autonómicos...
El número de días que nuestros políticos no asisten al congreso es altísimo si cualquiera de nosotros hiciera lo mismo en su trabajo no duraría ni un mes. Mucha gente se ha hecho rica en la política, eso lo sabemos.
¿La corrupción tiene algo que ver con el carácter de un pueblo?
Los países mediterráneos somos más corruptos que los nórdicos. Aquí unos y otros se lanzan acusaciones, pero nadie dimite.
¿Alguna idea al respecto?
Por aquello de la red se protegen unos a otros. Lo vimos con la guerra de los dossiers, que acabó en pacto: si tú levantas esto yo levanto esto otro, ¿que tal si nos quedamos todos callados? Los únicos que podemos decir algo somos los ciudadanos, o los periodistas si consiguen ser independientes. La teoría llamada la línea oliva demuestra que los países mediterráneos crecemos en corrupción cuando gana la izquierda, pero nosotros estropeamos la estadística.
¿En qué sentido?
La corrupción en España es sobre todo de ladrillo, y el ladrillo está ligado a los ayuntamientos, el Estado no tiene nada que ver, así que no se trata de partidos sino de mi bolsillo o el tuyo. Cuando a Rockefeller le preguntaron cuándo iba a dejar de amasar dinero respondió: " un poquito más".
Entiendo, nunca tienen bastante.
Creo que lo que ocurre en esencia en España es que el servidor público tiene una dificultad en distinguir entre lo público y lo privado. Si un ayuntamiento da una licencia para construir un polideportivo y este sufraga parte de la campaña electoral, luego no le puedes exigir los índices de calidad necesarios y volvemos a los pactos de silencio.
¿Qué nos queda?
Denunciar, una sociedad civil activa. Si acostumbramos a los políticos a las botellas de vino de 3000 euros, a los coches oficiales, al culto…, siempre querrán un poquito más, como Rockefeller. Hay que escandalizarse por esas cosas y salir a la calle.
¿Cómo es la sala de delitos económicos?
Pantallas de plasma, maderas nobles, parece la sede central de un gran banco, lo opuesto al resto de salas de la audiencia.
Mal vamos.
... Hay apropiación indebida, falsedad documental, pero no hay un delito que se llame corrupción: ese abuso de poder en beneficio privado que suelen cometer funcionarios.
Son los que pueden.
Para ser un corrupto tienes que tener poder, unas rentas que se deriven de ese poder y una baja probabilidad de que te pillen.
Eso último es importante.
Cuantos más pasos tengas que superar para conseguir una licencia, más gente tenga poder para facilitarte un trozo del camino, más corrupción. En España tenemos que pasar el triple de procedimientos para conseguir una licencia que el resto de países de la OCDE. El tiempo y el coste es enorme, por tanto hay materia humus para la corrupción.
Y como casi nunca los pillan...
En todas las tramas de corrupción siempre hay implicado un juez, un policía, un fiscal… Al principio de la democracia la corrupción siempre era policial y ligada al tráfico de drogas; pero ahora la ciudadanía percibe que el corrupto es el político.
¿Una percepción errónea?
No, pero es difícil que el político se corrompa solo. La corrupción es una red. En la medida que el poder judicial no sea eficiente, bien porque sea corrupto o bien por lento, la corrupción está servida. Puedes hacer algo tan sencillo como dejar prescribir un delito.
¿Una táctica habitual?
Han saltado varios casos a la opinión pública, pero la mayoría son confidenciales. En la medida en que la justicia funcione mejor y la burocracia sea más eficaz, habrá menos corrupción. Si en lugar de diseñar 25 pasos para una licencia diseñan tres y les ponen un buen control, la probabilidad se reduce.
Entiendo.
En España las instituciones públicas que asignan licencias no pasan una auditoría de calidad y eficiencia, pero es que los ciudadanos tampoco la exigen.
Esto de responsabilizar al ciudadano, ¿está de moda?
Recuerdo una portada de la revista Hola en la que aparecía un individuo procesado por recalificar terrenos y dar licencias al que le pagaron por ser entrevistado. Aparecía contando lo apenado que estaba.
Julián Muñoz.
En España parece que los delitos económicos no son delitos, aquí tenemos la idea de que todo el mundo se corrompe y el que no lo hace es porque le falta inteligencia. En EE. UU. un tipo como Julián Muñoz si aparece en los medios es esposado.
Insisto en que responsabilizar a la ciudadanía es un poco perverso.
Lo único necesario para que triunfe el mal en el mundo es que los hombres buenos no hagan nada, decía Edmund Burke.
Los ingleses tampoco se quedan cortos.
Eso ha sido una corrupción del sistema, lo que hacían los diputados no era ilegal, pero violaron la moral pública y los ciudadanos no han parado hasta que han dimitido.
Aquí la gente deja de ir a votar.
Yo creo que con listas abiertas se votaría mucho más porque escogeríamos a personas honradas para cada área.
Mucha gente vive muy bien de los ayuntamientos, gobiernos autonómicos...
El número de días que nuestros políticos no asisten al congreso es altísimo si cualquiera de nosotros hiciera lo mismo en su trabajo no duraría ni un mes. Mucha gente se ha hecho rica en la política, eso lo sabemos.
¿La corrupción tiene algo que ver con el carácter de un pueblo?
Los países mediterráneos somos más corruptos que los nórdicos. Aquí unos y otros se lanzan acusaciones, pero nadie dimite.
¿Alguna idea al respecto?
Por aquello de la red se protegen unos a otros. Lo vimos con la guerra de los dossiers, que acabó en pacto: si tú levantas esto yo levanto esto otro, ¿que tal si nos quedamos todos callados? Los únicos que podemos decir algo somos los ciudadanos, o los periodistas si consiguen ser independientes. La teoría llamada la línea oliva demuestra que los países mediterráneos crecemos en corrupción cuando gana la izquierda, pero nosotros estropeamos la estadística.
¿En qué sentido?
La corrupción en España es sobre todo de ladrillo, y el ladrillo está ligado a los ayuntamientos, el Estado no tiene nada que ver, así que no se trata de partidos sino de mi bolsillo o el tuyo. Cuando a Rockefeller le preguntaron cuándo iba a dejar de amasar dinero respondió: " un poquito más".
Entiendo, nunca tienen bastante.
Creo que lo que ocurre en esencia en España es que el servidor público tiene una dificultad en distinguir entre lo público y lo privado. Si un ayuntamiento da una licencia para construir un polideportivo y este sufraga parte de la campaña electoral, luego no le puedes exigir los índices de calidad necesarios y volvemos a los pactos de silencio.
¿Qué nos queda?
Denunciar, una sociedad civil activa. Si acostumbramos a los políticos a las botellas de vino de 3000 euros, a los coches oficiales, al culto…, siempre querrán un poquito más, como Rockefeller. Hay que escandalizarse por esas cosas y salir a la calle.